Primer estudio sobre tratamiento y decoración de uñas en España

La metodología empleada se ha basado en la detección y entrevista de profesionales expertos y referentes en esta actividad; entrevistas a responsables de marcas referentes; la elaboración de un censo basado en criterios de actividad de fuentes públicas (contrastadas y cruzadas), a partir del que se lanzaron cuestionarios dirigidos a estos centros, para finalmente recabar un mayor número de datos relevantes. A partir de ahí, se han podido obtener gran número de insights, que objetivan la percepción que los profesionales tienen sobre este incipiente negocio.

En nuestro país hay aproximadamente 9 millones de usuarias recurrentes que demandan estos servicios con y sin aplicación de esmaltes, lo que da lugar a la contratación de 40 millones de servicios de tratamiento y decoración de uñas profesionales a lo largo de un año.

El análisis de actividad económica ha podido identificar la existencia de 26.000 centros especializados en esta actividad, destacando dentro de este universo tres cadenas: Nails Factory, D-Uñas Nails & Beauty y Be-Beauty. Servicios que podemos encontrar en salones de peluquería, centros de belleza y espacios completamente dedicados solamente a esta actividad.

En los salones de peluquería se estima que se prestan un promedio de 25 servicios de este tipo a la semana, alcanzando hasta los 65 servicios de promedio en los centros de estética y llegando a cerca de 140 servicios a la semana, los que son prestados en centros especializados.

Se estima en al menos 43.000 personas, el empleo directo que genera esta actividad.

Esta actividad se estructura básicamente en tres tipos de servicios: la manicura y tratamiento de las uñas, la cobertura o esmaltado tradicional y la llamada construcción en la que se aplican geles, acrílicos y acrygeles. Obviamente, esta es una simplificación de una gran variedad de servicios que pueden incluirse dentro de estas tres grandes categorías. De modo que podemos encontrar servicios que requieren de una especialización muy básica porque su aplicación es muy sencilla, frente a otros de aplicación bastante laboriosa y que requieren incluso de procesos de polimerización.

La sofisticación de estos servicios tiene una relación directa con la resistencia y duración en el tiempo del resultado que desea obtener la usuaria en sus uñas.

En general, ahora sabemos que en conjunto el 23% de los servicios son de manicura o tratamiento de uñas, que el 23% son de esmalte tradicional, el 45% son de aplicación de esmaltes semipermanentes y un 9% son construcción de uñas. Ciertamente, estas cifras pueden variar mucho en centros no especializados en los que el peso de la manicura y el esmalte tradicional ocupan más actividad; mientras que cuanto más especializado esté el centro, el peso de la actividad orientada a la aplicación de esmalte semipermanente puede llegar a concentrar más del 60% de la actividad y la construcción de uñas alcanzar hasta el 20% de toda la actividad.

La prestación de estos servicios hace que estos negocios deban abastecerse de materiales y productos específicos, lo que se ha podido estimar en un consumo por parte de los centros en torno a los 50 millones de euros anuales. Lógicamente, la demanda o consumo de los centros varía mucho en función de su especialidad, de modo que un salón de peluquería en el que se prestan este tipo de servicios puede efectuar una compra promedio de este tipo de productos en torno a los 140 € mensuales. Frente a los casi 500 € de compra de producto que viene a tener de promedio, un centro especializado en uñas.

Al convertir toda esta actividad en cifras de consumo de servicios, se estima que aproximadamente hablamos de una actividad que con toda probabilidad supera los 600 millones de euros al año, en donde los servicios de manicuras suponen unos 45 millones, el esmalte tradicional se estima en torno a 60 millones de euros año. La construcción se valora en torno a los 150 millones de euros y los servicios de esmalte semipermanente en torno a los 350 millones de euros año.

En cualquier caso, se trata de un mercado muy abierto y atomizado, y, por tanto, altamente competitivo, en el que se han podido identificar hasta 90 marcas de productos de uso profesional, lo que implica una concentración del negocio, o cuota por marca, muy contenida para cada uno de los operadores.

En el estudio, además, se han podido identificar una serie de tendencias avaladas por las cifras, como es la creciente demanda enfocada especialmente en el nail art o decoración de uñas, cada día más sofisticada; así como la orientación por parte de la consumidora hacia el consumo de esmaltes de larga duración que mantengan sus efectos desde los siete días, extendiéndose hasta los diez o doce días.

Más allá de estas modas, hay otras tendencias menos evidentes, pero no por ello menos importantes, como son la apuesta de todos los marquistas y fabricantes, porque sus productos sean seguros para la salud, tanto para el usuario al que se aplica el producto, como para el profesional encargado de aplicar el producto. Y una segunda tendencia evidente, pero que debemos subrayar, como es la preocupación y respeto que todos ellos manifiestan por la naturaleza, evitando sustancias agresivas para el medio ambiente y favoreciendo el empleo de materiales y envases reciclables o fácilmente biodegradables.

A menudo algunas de estas marcas insisten en incluir el claim 'cruelty free', por otro lado, muy demandado por los consumidores. Sin embargo, hay que destacar que todos los productos que están bajo la legislación europea, ya sea que se fabriquen dentro de la UE o bien sean importados y, por tanto, autorizados a ser comercializados aquí, son todos cruelty free. El sector cosmético, desde la década de los años 80, voluntariamente se anticipó a todas estas exigencias, abandonando la experimentación en animales para sustituirla por la experimentación “in vitro”.

En este sentido, es finalmente responsabilidad de los profesionales que facilitan estos servicios el garantizar que los productos empleados se encuentran regularmente en el mercado. Por tanto, no se emplean productos venidos de terceros países y que eluden los sistemas de control vigentes y que pueden no garantizar los principios de seguridad, buenas prácticas y respeto al medio ambiente que los demás productos sí contemplan y garantizan.

En las encuestas realizadas, los mismos profesionales dedicados a esta pujante actividad, expresaban la demanda de: una regulación mayor del sector, tanto en la verificación de la cualidad de los profesionales, como en medidas más estrictas de control del mercado, que reduzcan o eliminen la entrada de productos no seguros; así como el acceso a una formación más profesionalizada (aspecto este último al que responden cada vez más los propios fabricantes de productos). En cualquier caso, todos coinciden en que la gran mayoría de profesionales están debidamente cualificados y emplean productos seguros.

Finalmente, desde Stanpa queremos destacar el reciente desarrollo de una aplicación de acceso público, en la que el sector ha realizado una apuesta extraordinaria. Creando un vademécum con los más de 30.000 ingredientes empleados en cosmética y perfumería, que se puede consultar libremente y, en el que se explica con total transparencia, el uso, aplicación y propiedades de todas estas moléculas y el tipo de productos donde pueden encontrarse y la finalidad para la que se emplean.

Pueden acceder a esta potente herramienta en:

https://www.stanpa.com/conoce-tus-cosmeticos/cosmile-europe/

https://cosmileeurope.eu/es/inicio/