Actualidad

Obesos y malnutridos… ¿qué estamos haciendo mal?

Redacción Belleza Pro27/06/2025
Nunca hemos dispuesto de tanta comida como en la actualidad ni de tantas opciones para alimentarnos saludablemente. Sin embargo, vivimos una epidemia de obesidad y enfermedades derivadas de esta que es difícil de controlar. Nos faltan micronutrientes, consecuencia del abuso de ultraprocesados y de no seguir una alimentación natural densamente nutritiva. La solución ya no pasa únicamente por aprender a comer. La concienciación es importante, pero también lo es saber analizar e interpretar —para cambiarlo— qué nos hace llegar a esta situación.
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Nunca reparamos en los micro y macronutrientes al ingerir cualquier alimento; simplemente atendemos nuestras ganas de comer, de sentirnos saciados. Entender esto nos ayudaría también a diferenciar la desnutrición de la malnutrición. La primera es una enfermedad causada sobre todo por una dieta inapropiada o por una mala absorción de nutrientes, lo que ocasiona un déficit alimentario. La segunda hace referencia a un desequilibrio entre lo que se come y lo que se necesita, cuando comemos sin control y no alimentos precisamente sanos.

Los macronutrientes están en los lípidos, glúcidos, proteínas… todo aquello que nos proporciona calorías y energía para funcionar. Los micronutrientes no tienen ningún tipo de papel energético, pero son fundamentales para que el organismo pueda realizar sus funciones: “La saciedad llega sobre todo por la ingesta de estos micronutrientes. Cuando el organismo no recibe los que necesita, envía señales de hambre para poder recibirlos. Si seguimos comiendo alimentos que no los incluyen, seguiremos alimentando este círculo vicioso de sobrealimentación de macronutrientes y malnutrición de micronutrientes”, nos explica Gonzalo Ruiz Utrilla, biohacker experto en temas de longevidad.

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No todo es alimentación

No podemos achacar todo a la mala alimentación; también influyen el estrés, el sedentarismo y la falta de descanso, sueño y contacto con la naturaleza. Es decir, hay un origen multifactorial que debe abordarse, pero si nos ceñimos al tema de lo que comemos —o de lo mal que comemos—, varios estudios alertan de serias deficiencias de hierro, zinc, folato, calcio y vitaminas A y B12 en una gran parte de la población, incluidos niños. La deficiencia de micronutrientes causa efectos adversos en la salud, como retraso en el crecimiento o en el desarrollo cognitivo, baja capacidad de aprendizaje, letargo, raquitismo, infecciones recurrentes, malformaciones o deficiencia visual, entre otras, según el nutriente del que se trate: “Una solución es empezar a comer alimentos que sean densos nutricionalmente, para lo que es necesario conocer la densidad de sus micronutrientes y también la biodisponibilidad en los alimentos”, sostiene Ruiz Utrilla, que apunta a las verduras de hoja verde, el marisco, el pescado y los huevos como opciones más que correctas para incluir en la dieta.

El problema de los ultraprocesados

La malnutrición provoca el mal funcionamiento de nuestro cuerpo en diferentes formas, con metabolismos que no funcionan bien, riesgo de demencias, enfermedad de Alzheimer, cáncer… cuanto mayor es el porcentaje de nuestra energía que proviene del consumo de ultraprocesados, mayor es también la disminución cognitiva. Tengamos en cuenta la enorme cantidad de azúcar, sodio, grasas saturadas o aditivos artificiales que contienen estos productos, de baja calidad nutricional y muchas calorías vacías. Por ello, se recomienda limitar su consumo, si bien un día podemos darnos un capricho sin sentirnos culpables.

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