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Biofascia y Cronoenergía: la nueva conversación entre belleza y tiempo biológico
La belleza del futuro no busca rejuvenecer, sino re-sincronizar. En esta nueva era, conceptos como Biofascia y Cronoenergía se consolidan como el puente entre ciencia, bienestar y estética. Una corriente donde el verdadero lujo ya no reside en parecer joven, sino en vivir en coherencia con el tiempo interno.
Yvette Pons, directora del Instituto Yvette Pons y facialista reconocida a nivel nacional e internacional, ha desarrollado técnicas registradas exclusivas disponibles para profesionales del sector.
La estética que sincroniza con la biología
Durante años, la fascia se consideró una simple capa de tejido conectivo. Hoy, la ciencia la describe como una red viva, capaz de registrar emociones, tensiones y ritmos biológicos. Se habla incluso de memoria fascial: el cuerpo recuerda lo que la mente olvida. Cada bloqueo físico puede reflejar una desincronía entre cómo vivimos y cómo nuestro organismo percibe el tiempo.
“La belleza del futuro será sincrónica, no cosmética. Cuando entendemos que la piel tiene su propio ritmo biológico, tratamos no solo la superficie, sino la historia energética de cada persona”, explica Yvette Pons, referente internacional en estética avanzada y creadora de Mastelier, una plataforma de formación que enseña a los profesionales a integrar ciencia, técnica y sensibilidad.
Inspirada en la cronobiología, la bioelectricidad y la energía celular, la Cronoenergía propone que envejecer no es deteriorarse, sino desincronizarse. Cuando los relojes internos pierden su compás, la piel lo revela con inflamación, fatiga celular y pérdida de luminosidad.
Los tratamientos más innovadores se orientan a “afinar” ese ritmo biológico, equilibrando descanso, respiración y energía vital. Como destaca Pons, “cada tejido tiene su propio pulso: el verdadero arte está en escucharlo y devolverle coherencia”.
Ciencia y belleza: un diálogo posible
La nueva ciencia de los biomarcadores refuerza esta visión. Publicaciones médicas como The Lancet Healthy Longevity (2025) o Frontiers in Medicine (2024) confirman que hoy ya es posible medir la edad biológica en tiempo real, gracias a sensores capaces de detectar inflamación, estrés oxidativo o desequilibrios celulares antes de que sean visibles.
Este avance da origen a una estética predictiva, donde el objetivo es leer las señales del cuerpo antes de que se manifiesten en la piel.
Entre los pilares de esta corriente destacan:
- Diagnóstico predictivo estético (Rostrolog-yp): lectura de signos fasciales y cutáneos como indicadores de desincronía celular.
- Tratamientos moduladores (Sulyfht): protocolos que armonizan los ritmos biológicos mediante maniobras tisulares y trabajo respiratorio.
“La fascia es el lenguaje más antiguo del cuerpo. Cuando la escuchamos, descubrimos que la belleza no se impone, se restablece”, afirma Pons. “Desde Mastelier formamos a profesionales para trabajar desde esa comprensión profunda del tejido y de la energía vital”.
Más allá del rejuvenecimiento
El enfoque de Yvette Pons impulsa una visión holística y científica de la estética: no se trata de borrar el paso del tiempo, sino de reconectar con los ritmos naturales del organismo. La belleza ya no se mide en arrugas o firmeza, sino en sincronía biológica, coherencia y energía vital.